Aunque un viaje familiar a veces es sinónimo de ajetreos, las vacaciones solo dejarán buenos recuerdos, unidad y mucha alegría para toda la familia. El tiempo que se pierde no se recupera. ¡Y nos es tan difícil ser conscientes de esta verdad!
Si bien todos viven en la misma casa, cada persona de la
familia lleva una rutina muy diferente y sus expectativas de unas vacaciones
varían; así que el destino debe tener un encanto para cada miembro de la
familia. Generalmente la palabra “playa” es como un canto que ilumina los
ojos de todos, pero si ya han ido muchas veces pueden variar un poco y
conocer parques naturales, pueblos mágicos o ciudades vibrantes de arte y
cultura. La idea es que el paseo genere entusiasmo, lo que a su vez garantiza
que todos viajen con buena disposición.
Parques temáticos, como Xplor, Xel-ha, Xcaret, Xenotes, Xenses
se puede recorrer en familia y encontrarás muchas actividades para hacer
mientras disfrutas la naturaleza.
Ten en cuenta que las vacaciones no terminan cuando llegan a
casa, porque es en esos momentos de descanso en los que se asimila todo lo
vivido y las nuevas experiencias. Después de un paseo familiar es bueno hacer
un recuento de los buenos momentos, los momentos difíciles, cómo los manejaron
y cómo podrían mejorarlos en otras ocasiones.
Así poco a poco, año a año, vas preparando a tus hijos
para ser viajeros profesionales, de esos que aprenden de cada experiencia y
saber valorar lo bueno que el destino y la aventura le trae a la vida.